Diego Benitez es un hombre paisa, y como tal es una de esas personas aguerridas, proactivas, negociantes y de gran templanza. Diego trabajaba en uno de los bancos más grandes e importantes de Colombia por 9 años, y un día en una finca productora, vio unas fresas lindísimas, quiso probarlas y los campesinos lo detuvieron, “ni se le ocurra comerse eso Don Diego, eso está lleno de químicos” le dijeron. Para Diego fue increíble que estando ahí, en el mismo origen de la fruta no pudiera consumirla, entonces ¿en la ciudad qué nos estamos comiendo?, y ahí se dio cuenta que lo suyo era hacer un negocio que brindara comida orgánica, que fuera saludable para sus consumidores pero que al mismo tiempo resolviera muchos de los retos que tienen los campesinos en Colombia.
Como muchos de los emprendedores colombianos, Diego empezó su negocio con poco dinero pero con una idea clara. Así nació SiembraViva en el 2012, con un empresario fundador que a la vez era un aprendiz del campo. A Diego le tocó aprender de cultivos, de cómo hacer para que fueran orgánicos, pero que al mismo tiempo no fueran blanco de los bichos. Tuvo que aprender lo duro que es el clima colombiano con las frutas y las verduras, de cómo hacer para que no se marchitarán, de cómo preservarlos y transportarlos. Entender todos los procesos necesarios para llevar los productos del campo a la mesa, y listos para su consumo, sin olvidarse de la firme idea de que el campesino no fuera el último eslabón de la cadena y por tanto, el que menos rentabilidad tuviera en la cadena de valor del cultivo.
Si uno tuviera que escoger una palabra que definiera a Diego y a SiembraViva sería: reinvención. Han sido muchos años de caer y empezar de nuevo, de cambiar, de transformarse, de luchar. SiembraViva no es la misma que empezó en el 2012, pero después de cada reinvención Diego se fortalece, dado que lo que hace no es para nada, sencillo. Cambiar los hábitos alimenticios de los colombianos, brindar una oferta saludable y al mismo tiempo darle mejor oportunidades y calidad de vida a los campesinos es una tarea titánica. Diego ha acercado a los consumidores a sus comidas, y a través de sus comidas al campo. Ya muchos podrán identificar un cultivo de zanahoria, o de lechuga, otros podrán reconocer los riesgos, la logística y la belleza de los alimentos que llegan todos los días a nuestra mesa.
SiembraViva ha ayudado a potencializar las habilidades de los campesinos. Esta historia es mucho más que algo relacionado con frutas y vegetales, es la historia de un verdadero emprendedor, de sudor y lágrimas, de alegrías y tropiezos. Es la historia del campo colombiano, es una empresa que lo tiene todo: cuidado del medio ambiente, redes institucionales, mejora en la calidad de vida de una población vulnerada e ignorada en Colombia, productos y pedagogía del consumidor.
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Acumen es una organización pionera que busca abordar de una manera disruptiva los retos de la pobreza y la desigualdad a través de dos grandes apuestas: Por un lado, la gestión de fondos de inversión de impacto dedicados a apoyar el crecimiento de modelos de negocio innovadores que tengan simultáneamente un alto potencial de mercado e impacto social. Por el otro, le apostamos a crear una masa crítica de agentes de cambio social con las habilidades, los valores y el poder de cambiar la narrativa de la región. Con estas dos líneas de acción buscamos catalizar la transformación de nuestra sociedad.
Este artículo hace parte de nuestra primera apuesta.