Un enfoque diferente para la creación de valor social
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Todo comenzó solidarizándose con los menos favorecidos…
Cuando iniciamos este proceso en el 2001, el mundo era distinto. Pocos habían oído hablar de capital paciente o de inversión de impacto. Decidimos cuestionar el statu quo y crear una nueva clase de institución, una que redujera la distancia entre el impacto social de la filantropía pura y la eficiencia/escala de los enfoques de mercado. Sin tener una hoja de ruta, nos propusimos cambiar la manera en que el mundo aborda el reto de la pobreza.
Fuimos testigos de que los mercados incontrolados descuidan o explotan a las comunidades de bajos ingresos. Fuimos testigos también de que la ayuda gubernamental y la filantropía vertical distorsionan el dinamismo y la eficiencia de los mercados, dejando con excesiva frecuencia a los más vulnerables con servicios de baja calidad y creando un ciclo vicioso de dependencia que no iba para ningún lado. Creímos que tenía que haber una mejor solución —una tercera vía— para abordar los retos de la injusticia y la inequidad.
Nos determinamos a crearla y optamos por llamarla capital paciente. Decidimos convertir las donaciones filantrópicas en capital paciente e invertirlas en emprendedores intrépidos a la cabeza de organizaciones que beneficiaran a las comunidades de bajos ingresos. Decidimos además acompañar la inversión de capital paciente con apoyo post-inversión; y medir no solamente la rentabilidad financiera, sino también el impacto social. Todo dinero que con el tiempo se devolviera a Acumen sería reinvertido en otras innovaciones concebidas para ayudar a los menos favorecidos. Crearíamos así soluciones a largo plazo que fortalecerían y apoyarían a la sociedad y darían a cada individuo la posibilidad de cambiar su vida.
A medida que fue creciendo nuestro portafolio de inversiones, nos dimos cuenta de que el liderazgo era un factor fundamental para que esas soluciones dieran resultado; así que empezamos a cultivar una comunidad global de agentes de cambio con habilidades, determinación e imaginación moral para resolver los mayores desafíos de nuestro tiempo. Creamos un programa de liderazgo; desarrollamos +Acumen para democratizar el conocimiento y permitir que cualquier persona, en cualquier parte del mundo, pudiera convertirse en agente del cambio; y dimos a conocer nuevas ideas/metodologías para apoyar el crecimiento del sector.
Diecisiete años más tarde, Acumen ha invertido 114 millones de dólares en casi 110 compañías que operan en 11 países de África, Asia Meridional, América Latina y los Estados Unidos. Hemos apoyado el desarrollo de aproximadamente 450 Fellows de diversas partes del mundo, los cuales se han convertido en una imparable fuerza del bien; y +Acumen, nuestra escuela en línea para el cambio social, ha conseguido más de 600.000 inscripciones. Las compañías e individuos que se han beneficiado de nuestro apoyo han logrado transformar millones de vidas y están creando una narrativa totalmente distinta sobre la pobreza.
Por eso estamos más convencidos que nunca de que el camino hacia adelante sigue estando entre la filantropía pura y el capitalismo puro. Hemos visto cómo se han producido cambios enormes, no sólo en Acumen, sino por todo el mundo. Los retos actuales de la humanidad trascienden las fronteras y solucionarlos sobrepasa la capacidad de una sola persona, país u organización. Creemos, como hemos creído desde el principio, que nuestra generación puede ser la que resuelva el enorme reto de la pobreza.
Hemos averiguado cuáles son los obstáculos que frenan a los emprendedores a la hora de escalar sus operaciones, y hemos oído a las necesidades y deseos de las personas de bajos ingresos del planeta. Hemos conseguido entender de una manera cada vez más profunda lo que hará falta para acabar permanentemente con los retos que condenan a las personas a vivir en en condiciones de vulnerabilidad. Si queremos lograr lo que nos propusimos y construir un mundo basado en la dignidad, tenemos que pensar en grande y actuar con aún mayor audacia.
Nunca antes una generación había tenido las habilidades, las herramientas y el conocimiento para imaginar y construir una economía global que fuera inclusiva y a la vez ambientalmente sostenible. Cada vez somos más conscientes de lo interconectados que estamos. Toda noción de que estamos separados es un espejismo. Nos necesitamos mutuamente y somos parte unos de otros.
Lo que nos inspiró a fundar Acumen hace 17 años sigue inspirándonos hoy: este es nuestro momento de solucionar el reto de la pobreza. Está al alcance de nuestra capacidad colectiva, a nuestro alcance, si tenemos la audacia de hacer lo correcto, en lugar de lo que es fácil.