La construcción de confianza empieza por escuchar
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Para Laddie Vernaza el coco es su vida. Es el sustento de su familia, es el cultivo que le dio de comer a ella y sus hermanos, incluso era lo que servía de balón con el que jugaba “yermis” cuando pequeña. Laddie nació en Caleta Viento Libre, una vereda ubicada en ACAPA un Consejo Comunitario Afrocolombiano, integrado por 32 comunidades afrocolombianas con más de 1.836 familias ubicado en la zona rural de Tumaco, Nariño.
Nariño es uno de los cuatro departamentos ubicados en la región del Pacífico colombiano (junto con el Valle del Cauca, Cauca y Chocó). Según el Departamento Nacional de Estadística (“DANE”) Nariño tenía una población de 1.335.521 personas en 2018, de los cuales el 20% eran afrocolombianos. Las comunidades afrocolombianas están organizadas en “Consejos Comunitarios” que administran legalmente las tierras bajo su control. Estos consejos comunitarios también velan por la conservación y protección de los derechos de la comunidad, los recursos naturales y apoyan la resolución de conflictos, algo que les ha permitido tener un papel político muy importante en estas comunidades, representándolas ante los gobiernos locales y nacionales y desarrollando proyectos de infraestructura y medios de vida.
Laddie creció en la playa, una playa que ya no existe como consecuencia del incremento del nivel del mar, el mismo mar en el que surfeaba con sus amigos, algo a lo que los locales le llaman “empopar toros”. El coco incluso la ayudó a llegar a Tumaco cuando un buen día decidió escaparse para poder ir al colegio y seguir aprendiendo. En la balsa en la que sacaban el coco de lo cultivos de sus papás se escondió para poder llegar a donde una tía en el área urbana. Y aunque las consecuencias fueron más allá de un regaño, Laddie recuerda esas aventuras con una sonrisa que la ilumina.
Siempre quiso aprender, cuando aún era muy pequeña para ir a la escuela se escondía debajo de la casa palafítica que funcionaba como escuela. Entre las rendijas del piso se veía el tablero y ella repetía en la arena las letras, los números y las palabras que lograba ver. Una historia que deja ver esa esa actitud proactiva y de constante aprendizaje que más adelante la llevaron a estudiar tres técnicos y una carrera en Administración Pública, y que ahora la acompaña en su rol como representante de la Asociación de Productores y Comercializadores de Cacao y Coco de Caleta Viento Libre (“Asoprocacoc”).
“EL PACÍFICO ES EL EDÉN DEL MUNDO”
Describe su región con un gran amor, suspira cuando habla de las características de cada vereda que componen la Ensenada de Tumaco. “En la Ensenada de Tumaco tenemos una particularidad hermosa. El consejo comunitario de ACAPA tiene 8 veredas y cada vereda tiene algo que la identifica, a parte de que somos pescadores y agricultores. En una vereda se encuentran lo que son las ostras u ostiones, en otra se encuentra la langosta, piangua, almeja, y en mi vereda somos expertos en sacar carne de jaiba”, dice Laddie, “Y no solo es la comida, es el calor humano que tiene la gente” concluye.
“Lo que caracteriza a la gente de Tumaco o en general del pacífico es la alegría, a pesar de todo lo que ha cambiado la zona por la violencia, todavía abrimos las puertas para darle la bienvenida a quien llega. Todavía puedes pedirle el favor al vecino, que si no tienes tú, el vecino te va a ayudar. Eso es lo que nos caracteriza, es parte de nuestra cultura”.
Históricamente Tumaco ha tenido presencia de diferentes grupos armados ilegales como las FARC, ELN y más recientemente los cárteles mexicanos de la droga. Estos grupos siempre han luchado por el control del territorio, debido a que posee una ubicación estratégica para el tráfico ilegal de drogas y armas. Aunque el tratado de paz con las FARC se firmó en 2016, los grupos disidentes y los cárteles de la droga siguen operando en la región. El municipio de Tumaco es uno de los más afectados por estar ubicado en la frontera con Ecuador, principal vía de entrada y salida ilegal de drogas y armas.
“El pacífico es el edén del mundo porque es biodiverso, es calor humano, es alegría, es abundancia, por más que se hable de la pobreza tenemos todo lo que en otros lugares no se consigue.” Sin embargo, “la problemática más grande que tiene Tumaco es el conflicto que se está viviendo, un grupo sale, entra otro, se crean barreras invisibles, que de una comunidad no se puede pasar a otra, o de un barrio a otro, hay reclutamiento de menores. La vida fácil que se crea con la comercialización y distribución de las drogas. Por más que algunos pensemos hacer resistencia al no sembrar coca, nuestros jóvenes son los que se involucran. Es una economía ficticia que se está viviendo” dice Laddie.
“Antes había más sentido de comunidad, la escuela la hacia la comunidad, porque el gobierno no nos daba nada, era una comunidad preciosa, que contaba con los valores, el respeto, la honestidad, la resolución de conflictos, la organización.” Ahora, cuenta Laddie, quienes mandan son los que tienen las armas, y en una zona en la que el olvido estatal y la presencia de grupos armados es lo que reina, perder la confianza y el sentido de comunidad termina siendo similar a perder parte de su identidad.
LA ASOCIACIÓN
La Asociación de Productores y Comercilizadores de Cacao y Coco de Caleta Viento Libre (“Asoprocacoc”) es una organización de base integrada por aproximadamente 250 pequeños agricultores de coco, quienes iniciaron una pequeña producción y comercialización de productos artesanales como aceite de coco, leche de coco, helado de coco y pulpa de coco en el mercado local de Tumaco.
“El coco es un cultivo rentable, controlando las pestes, compite con cualquier cultivo. Le gana a la coca, si comparamos una hectárea de coco y una hectárea de coca, el coco gana” comenta Laddie. El coco es un producto del cual se puede sacar provecho de todas sus partes, desde la pulpa y el agua hasta su cáscara, haciéndolo extremadamente rentable como producto.
Sin embargo, en cuanto a la industria del coco, la comercialización nacional ha presentado complejidades derivadas de los altos costos logísticos, la falta de asistencia técnica para mantener los volúmenes de producción y la ausencia de actividades de valor agregado cercanas a las principales zonas de producción. Esta situación ha generado una alta volatilidad de precios, dificultad para establecer cooperativas o asociaciones cocoteras y falta de competitividad de precios frente a las importaciones.
Por esta razón, desde el 2018 Acumen se encuentra trabajando de la mano con Laddie y la asociación de agricultores para abordar este tipo de retos. El plan es el establecimiento de una empresa que se enfoque en el desarrollo de productos de coco con valor agregado cerca de las áreas de producción de las organizaciones de base en Tumaco. Esto les permitiría a los pequeños productores disminuir el costo de transporte para tener una producción de productos de coco estable y competitiva en el mercado colombiano.
“Asoprocacoc nace sobre la necesidad de un mercado y la comercialización de coco. Al inicio las personas no creían, pensaban que iba a hacer una más de las asociaciones que se crean en el territorio, pero nosotros empezamos a hacer gestión y la gente empezó a hablar más de Asoprocacoc”.
“LAS INSTITUCIONES TIENEN QUE APRENDER A ESCUCHAR, NO A OÍR SINO A ESCUCHAR.”
Trabajar con las comunidades rurales es una labor que trae grandes satisfacciones, sin embargo, es una labor que requiere de tiempo y de construcción de confianza. Este tipo de comunidades han sido afectadas por el conflicto, la desigualdad social, así como el abandono de las instituciones gubernamentales y estatales, por lo que llegar con un enfoque de donación tradicional puede ser la solución menos sostenible.
“Otras organizaciones simplemente le apuntan a cumplir un objetivo que ellos traen, pero no tienen en cuenta qué es lo que tiene la comunidad, qué cuenta la comunidad, cómo está la comunidad proyectada.” Comenta Laddie.
Es por esto que Acumen busca invertir junto a las comunidades en proyectos productivos de valor agregado identificados por las mismas comunidades. Creemos que invertir junto con organizaciones de base es una herramienta que puede generar ventajas económicas, fortalecer el tejido social y generar oportunidades que beneficien a las comunidades y organizaciones locales para que lideren la transformación de sus territorios.
“Con Acumen vamos a cumplir 3 años en esto, pero lo importante es que lo hemos hecho despacio. Primero conociéndonos, segundo evaluando todos los riesgos, porque es importante evaluar para poder construir unas bases sólidas, eso es lo que hemos estado haciendo”.
Para Acumen, USAID y el Fondo Multidonante de las Naciones Unidas para el Sostenimiento de la Paz, la construcción de confianza constituye uno de los pasos más importantes para trabajar con las comunidades. Para Laddie, y su asociación de productores y productoras de coco, “lo importante es el ser, más que el tener”, por lo que el mejoramiento de la calidad de vida de los pequeños productores y sus familias va mucho más allá de las oportunidades económicas y el acceso al mercado, se ve en el sentido de comunidad, la tranquilidad y la paz de su territorio, y la garantía de la dignidad de sus habitantes.