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“Quiero contarle un poco sobre mi vida” comienza diciendo Ferney Vaquero, uno de los productores que hacen parte de la cadena de suministro de Selva Nevada, una de las inversiones de Acumen en Colombia.
Ferney nació hace 37 años en Belén de los Andaquíes, un municipio de un poco más de 10,000 habitantes en el departamento de Caquetá al sur del país. Creció trabajando con sus padres y hermanos en una finca ganadera, después continuó como jornalero, e incluso aprendió sobre la labor de extracción de los árboles de caucho. “Desmatonando (eliminando maleza en el terreno) y guadañando así fueron mis primeros años de adolescencia” comenta Ferney sobre las labores en las que se desempeñaba antes de conocer el Copoazú.
Es un hombre de familia, a su esposa Luz Deny la conoció en una vereda cercana, “con ella hemos vivido unos años, bastantes añitos” comenta esbozando una sonrisa al recordar que se conocen desde que el tenía 19 años. Tienen 4 hijos, dos hombres y dos mujeres y actualmente viven en la Vereda La Tortuga, en una comunidad llamada La Mono.
Las oportunidades de “El Cacao Blanco”
El Copoazú es una de las frutas que hacen parte de la biodiversidad colombiana. Se encuentra en la zona amazónica y en el Caquetá es uno de los lugares donde se pueden ver sus cultivos. Muchos le llaman el “Cacao Blanco” por su similitud con la pulpa de otro de los frutos característicos del país, sin embargo, su origen exótico es lo que ha hecho que se encuentre en furor en diferentes mercados. “Es una mazorca con bastante ‘pelucita’ y es café. Por dentro es como una guanábana. Tiene pulpa y semillas. La pulpa sirve para el jugo y las semillas para hacer chocolates y chocolatinas” describe Ferney sobre la fruta del cultivo al que se dedica. “Para mí es algo muy bonito. Empezando que es un árbol nativo de la selva y de la Amazonía, se puede mezclar con diseños agroforestales y se puede cosechar muy fácilmente, ya que es un fruto como el cacao, sino que es muy diferente el color”.
Ferney comenzó a cultivar Copoazú hacia el año 2008, después de una reunión en la que participó y donde se habló sobre la diversidad de cultivos y frutos amazónicos que se encontraban disponibles en la región, y de los que empresas colombianas, como Selva Nevada, se encontraban interesados en visibilizar y comercializar. “A mi me pareció que los árboles de Copoazú podían ser para mí una buena alternativa, ya que podíamos sembrar en poco espacio y pues no iba a necesitar tanta tierra para poder cultivar. Me pareció algo muy bueno porque lo podía asociar con otros árboles, como el mismo caucho, el plátano o demás cultivos agroforestales que se venía adelantando en el municipio de Belén. Llevo ya como 14 años trabajando con el Copoazú.”
La cosecha de frutas exóticas es una oportunidad de negocio atractiva para fomentar el desarrollo económico en zonas afectadas por el conflicto y en áreas rurales como las que se encuentran en el departamento de Caquetá, en donde las tasas de pobreza alcanzan un 47% y un 10% de pobreza extrema. “Yo creo que Colombia tiene una gran oportunidad de promover el crecimiento económico en las zonas rurales, siempre considerando el uso balanceado y sostenible de la biodiversidad” comenta Alejandro Alvarez, co-fundador y director de la Cadena de Suministro de Selva Nevada. “Las comunidades más vulnerables del país viven en zonas que tienen una alta biodiversidad y su situación podría mejorar si encontramos una forma de generar beneficios económicos mientras se protegen los bosques, los ecosistemas y los recursos naturales” concluye.
“Para mí trabajar con Selva Nevada creo que ha sido algo muy bonito porque se ha mantenido el respeto de ellos hacia nosotros como productores. Hemos tenido la capacidad de tener una buena amistad, ofrecer un buen producto y cada día ir mejorando el trabajo con mucho empeño y esfuerzo. Todo lo hemos venido logrando gracias también a Selva Nevada porque hemos recibido capacitaciones, apoyo para mejorar la calidad de vida, de trabajo, de poder entender todo lo que va surgiendo alrededor de este negocio y en la vida de muchas personas, bien sea a nosotros como agricultores o campesinos, y también la oportunidad de llegar hasta allá a la ciudad a ofrecer un producto” comenta Ferney.
Nuevas alianzas
En 2018 y después de una década de empezar a trabajar con el Copoazú de manera independiente, Ferney, en conjunto con otros agricultores que vieron las oportunidades en este fruto, crearon la Asociación de Copoazú de Belén de los Andaquíes. Actualmente Asocopoazú cuenta con 22 familias agricultoras comprometidas con el cultivo, cosecha y procesamiento del “cacao blanco” en cabeza de Ferney como presidente.
Su labor, más allá de los aspectos técnicos que representan el manejo de una asociación de base, es continuar abriendo mercados, consiguiendo clientes y alianzas. Una de ellas, fue el acuerdo de cooperación para la consolidación de la cadena de valor para la comercialización de manteca de Copoazú, que se firmó en Mayo de 2022 entre el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible, el Instituto SINCHI, Natura Cosméticos Colombia, Asocopoazú y Agrosolidaria (seccional Florencia), de la que es Director Ricardo Calderón, Fellow de Acumen de la cohorte 2020. Este acuerdo denominado “Amazonía Viva” busca también evitar la deforestación y aportar a la conservación de esta zona del país a través del cultivo de este fruto, así como beneficiar la economía de los pequeños agricultores de la región, y para Acumen es una verdadera muestra de cómo tanto quienes hacen parte de las inversiones, como de la comunidad de Fellows, pueden unirse bajo un mismo propósito.
En un departamento como Caquetá, en donde el 32,1% de la población ocupada se dedica a la agricultura y otras actividades agropecuarias, el cultivo de frutas exóticas y el aprovechamiento de la biodiversidad se considera de gran importancia para el mejoramiento de la calidad de vida de sus habitantes, así como una alternativa para evitar que se vinculen actividades ilícitas como el cultivo de coca. Si bien existen retos asociados al acceso a mercados por parte de los agricultores, asociaciones como la que encabeza Ferney, y empresas como Selva Nevada, son un ejemplo claro de lo que se puede lograr generando oportunidades sostenibles para los productores en la región. “Hay que apoyar a grupos de familias para que puedan desarrollar sus ideas de trabajo y enseñar toda la cadena de proceso de cómo se debe desarrollar un producto y cómo mantenerlo” afirma Ferney.
El Copoazú empezó siendo una alternativa para Ferney, hoy es su principal fuente de ingresos, lo que le ha permitido mejorar la calidad de vida a su familia, la semilla que le ha permitido crecer, y el cultivo que seguirá dándole frutos a su futuro.