Construyendo desde la interculturalidad: las voces de distintos saberes
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Para trabajar en impacto social, es necesario comprender y abrazar la belleza de la lucha para encontrar la motivación necesaria y seguir el camino que lleva a cambios sostenibles. Al fin y al cabo, el cambio social requiere tiempo, paciencia y aferrarse a una esperanza de hierro para superar fracasos o adversidades que se puedan sobrepasar con el sentido de propósito intacto. Diego Moreno, psicólogo, intraemprendedor y Fellow de Acumen de la Cohorte 2021, es un ejemplo de ello. Tras un camino largo y arduo de trabajo con la comunidad indígena U’wa ha logrado grandes transformaciones que se dieron a través de una herramienta fundamental y que en ocasiones subestimamos: el diálogo.
Con su trabajo en el Hospital Especial de Cubará, Diego junto con su equipo de trabajo, lograron convertirse en un puente de comunicación entre la medicina occidental y la ancestral de los indígena U’wa que ha llevado a que este Hospital estatal pueda ser un espacio intercultural. Donde más que reconocer las creencias indígenas, de los campesinos, de la comunidad N.A.R.P (Población Negra, Afrocolombiana, Raizal y Palenquera) y los colonos del territorio, decidieron asumir la tarea de incluirlas y transformar los servicios de salud articulando los procedimientos de la medicina occidental con sus diferentes prácticas curativas. Dejando de lado las exigencias, teniendo conversaciones difíciles, escuchando y manteniendo valores en tensión que llevaron a consensos y decisiones importantes que actualmente se ven materializadas dentro y fuera del Hospital.
¿Cómo empezó todo?
Cubará es un municipio que se encuentra en el departamento de Boyacá en Colombia, un lugar que para Diego era totalmente desconocido, pues no tenía raíces allí. Sin embargo, su trabajo lo llevó hasta ahí. Acercarse a la comunidad no fue una tarea fácil, implicó que Diego saliera por completo de su zona de confort, ya que debía construir desde cero una relación con una comunidad que tiene una cosmovisión totalmente diferente a la occidental y que Diego conocía.
Sentirse cómodo en la incomodidad para generar impacto es parte del día a día de un agente de cambio y esto fue lo que hizo Diego al acercarse a trabajar con los indígenas U’wa. Lo que lo llevó ahí fue un proyecto de la secretaría de salud donde se crearon los primeros contactos con la comunidad lo que le permitió ver las necesidades que existían. Como lo cuenta Diego, los U’wa siempre han sido un grupo social que no se ha sentido escuchado al tener una visión y costumbres tan diferentes a las del mundo occidental. Por tanto, ponerse en la tarea de entender ese mundo, lograr que lo acepten y construir confianza con la comunidad también significaba empezar a escuchar en vez de imponer.
Y aunque no todos estaban de acuerdo con su intervención dentro del territorio Diego decidió sumergirse por completo en su contexto trabajando y co-creando con los U’wa para entender el porqué de sus acciones, creencias y costumbres. Así fue cómo descubrió que era necesario tener conversaciones difíciles, no solo del sistema de salud o la salud física, sino también de la salud mental. Tener estas conversaciones le abrió la puerta a que se pensara en proyectos que permitieran darle su lugar a esta cultura en la medicina occidental creando espacios de diálogo, y asimismo, adaptaciones en el hospital que permitieran seguir los lineamientos de lo que es la cultura U’wa.
Conozcamos las transformaciones y cambios
Para llegar a esta instancia, como dice Diego, fue necesaria “la suma de voluntades”, sin las comunidades y el personal del hospital no hubiera sido posible. Sin embargo, también se requirió de valentía para defender una idea que al principio muchos calificaban como locura. Fueron conversaciones llenas de tensiones, ya que no solo se trataba de implementar las prácticas de la medicina ancestral U’wa con los pocos recursos de un hospital estatal, sino que se debían adaptar estas a los lineamientos de la secretaría de salud y el ministerio.
Llegar a la ejecución de este proyecto que era transformar al Hospital Especial de Cubará en un hospital intercultural, es decir, un lugar donde convergen las costumbres y creencias de diferentes tipos de culturas, requería de largas conversaciones y mucho trabajo para tener a gusto a todas las partes implicadas en el asunto. Por tanto, tener la valentía de actuar, alzar la voz y defender el deseo de la comunidad U’wa de preservar lo propio incluso en situaciones incómodas dio como resultado la creación de una sala de partos, una sala de armonizaciones intercultural dentro del hospital y un puesto de salud en el resguardo indígena basado en un modelo de atención en salud y salud mental inspirado en referentes de las cosmovisión de este pueblo originario.
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Sala de parto:
Los U’wa hablan de tres mundos: el de arriba, el del centro y el de abajo, este último es oscuro y de donde vienen las personas que nacen. Es por eso que el parto para la comunidad significa salir de esa oscuridad a ver la luz. Así, la sala de parto se volvió un proyecto que representó una intención decidida por parte de las comunidades del pueblo U’wa del municipio de Cubará y el equipo del hospital para mejorar la atención médica y reconocer los saberes ancestrales en el proceso del parto.
La idea era poder garantizar partos seguros en los que las mujeres se sientan cómodas con espacios y procedimientos adaptados a sus costumbres y necesidades culturales. Aunque la construcción de la sala implicó un largo camino de discusiones y retos, a finales de 2022 se materializó por completo.
Desde un principio la intención fue entender a profundidad qué significa el parto en el mundo U’wa, de qué manera se puede realizar, qué aspectos culturales se deben tener en cuenta y asimismo, cuáles son sus costumbres y necesidades en este tipo de procedimientos. Por ello los espacios de diálogo fueron una herramienta fundamental para que las mujeres de la comunidad se expresaran y trabajaran en conjunto con el personal del hospital y así tener un espacio y un protocolo centrado en sus creencias.
Diego afirma que adaptar la sala de parto fue todo un reto porque no existe tecnología sobre esto, así que tuvieron que ser muy recursivos y creativos para cumplir con las condiciones de seguridad para los pacientes y las costumbres de la comunidad. Por ello construir murales fue una idea clave para representar sus raíces por medio del arte, ya que cada elemento representa una historia llena de significado, pues aparte de exponer lo que significa el parto, también son símbolos que les dan tranquilidad y cercanía a sus costumbres durante el proceso.
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Sala de armonizaciones intercultural:
En la parte trasera del hospital se encuentra un kiosco que se llama la sala de armonizaciones interculturales. Esta estructura tiene una apariencia similar a las casas tradicionales U’wa y se utiliza como un espacio para el diálogo y la comprensión mutua entre personas con diferentes perspectivas y culturas. Más allá de ser un espacio de armonización que tiene la esencia de las diversas culturas, es un puente para generar cercanía y conexión con las raíces de aquellas personas que ingresan al hospital.
Al lado del kiosco hay una huerta donde se pueden sembrar plantas medicinales. Una hilera está reservada para el pueblo U’wa, otra para la población N.A.R.P y otra para la población campesina. La intención detrás de este espacio consiste en abrir la puerta para que las personas puedan ir y sembrar. Otra de las herramientas que se ha utilizado es el arte como un medio de expresión y comunicación con las comunidades, aprovechando los murales como un reflejo de las características de las diferentes comunidades que se encuentran en el territorio.
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Puesto de salud en el resguardo:
Dentro del resguardo indígena de la comunidad U’wa se encuentra un puesto de salud que atiende de forma permanente de lunes a viernes para que las personas puedan recibir atención médica más cercana a su territorio y contexto. Pues, con este puesto de salud las personas se ahorran entre 4 y 9 horas caminando hacia el hospital. Para asegurar que no haya barreras de comunicación existen traductores dentro del servicio del hospital, lo que garantiza que las personas que lleguen al puesto de salud puedan expresarse en su idioma nativo y ser atendidas. Asimismo, se construyó un glosario de palabras U’wa para minimizar las brechas de comunicación y comprensión con los pacientes de esta comunidad, lo que demuestra un esfuerzo por garantizar que las necesidades médicas de la comunidad sean atendidas de manera efectiva y culturalmente sensible.
Finalmente Diego nos demuestra que el diálogo es un camino que sí permite generar cambios en medio de tanta diversidad. Pues al llegar a Cubará se encontró con una población que realmente necesitaba ser escuchada y con la cual construyó de la mano para darle lugar a creencias y formas de ver el mundo que se salen de la cotidianidad occidental. Más que dejar proyectos materializados en Cubará, Diego sembró una semilla de transformación e inclusión junto con la comunidad U’wa, el personal del hospital y las otras comunidades que le apuestan a trabajar por su territorio.
Para Diego todo el esfuerzo vale la pena al recordar la posibilidad y la oportunidad de crear nuevas formas de relacionarnos con otras culturas diferentes a la propia con el fin de buscar respuestas a preguntas que, como humanidad, aún no hemos logrado develar. La interculturalidad implica por definición una disposición a acoger, escuchar y respetar al otro en su particularidad sin imponer nada, con una intención de ensanchar el mundo. La historia de Diego, como la de muchos Fellows de Acumen tanto en Colombia como en el resto del mundo nos recuerda la importancia de acercarse al trabajo sosteniendo a la vez la paciencia y la urgencia. Escuchando las voces menos escuchadas mientras se mantiene una perspectiva a largo plazo en mente. Abrazando la belleza en la lucha.
Acumen Latinoamérica es una organización pionera que busca abordar de una manera disruptiva los retos de la pobreza y la desigualdad a través de dos grandes apuestas:
Por un lado, la gestión de fondos de inversión de impacto dedicados a apoyar el crecimiento de modelos de negocio innovadores que tengan simultáneamente un alto potencial de mercado e impacto social. Por el otro, aterrizando el sueño de Acumen Academy a la realidad de la región , le apostamos a democratizar el acceso a conocimiento y a crear una levadura crítica de agentes de cambio social con las capacidades, los valores y el poder colectivo para cambiar la narrativa de la región.
Con estas dos líneas de acción buscamos catalizar la transformación de nuestra sociedad.
Este artículo hace parte de nuestra segunda apuesta. Para más información del Programa de Fellows de Acumen en Colombia visita esta página.