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El milagro del Camu Camu

By: Acumen Latinoamérica
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“A Puerto Leguízamo solo se llega en avión o en deslizador” dice Nini Johana Medina, una pequeña productora de Camu Camu y una de las mujeres que hacen parte de la cadena de suministro de Selva Nevada, cuando habla de las dificultades de vivir en este municipio del departamento de Putumayo al sur del país.

Estas exuberantes tierras de densa selva tropical son el escenario en donde se entrelazan las historias de vida de muchos productores, que trabajan día a día para proveer a sus familias y salir adelante. Desde hace 23 años Nini se estableció en este municipio y decidió construir una vida en este territorio. Hoy el Camu Camu, una fruta de la biodiversidad colombiana, es el cultivo que se ha convertido en su fuente de ingresos estable y que le ha brindando la oportunidad para construir el futuro junto a su esposo y sus 5 hijos.

Antes, dedicada solo a la cría de pollos y la piscicultura, así como a otro tipo de actividades agropecuarias, Nini decidió hace 6 años sumergirse en la agricultura y en el cultivo del Camu Camu debido a la experiencia que los abuelos de su esposo tenían en la cosecha de esta fruta, “ellos son los más antiguos que tienen Camu Camu aquí y luego nosotros empezamos a sembrar también porque vimos una oportunidad de comercializarlo”. Después de un tiempo, y viendo esta oportunidad que le traía a sus vidas el fruto, así como la cantidad de producción que podían tener, su esposo empezó a buscar compradores. Al principio solo alguien que estuviera interesado en pagar por sus cosechas, y después de un tiempo, al conocer a Alejandro Álvarez y a Selva Nevada, encontraron un aliado que les ha permitido crecer y fortalecerse como productores. 

Nini Johana Medina, productora de Camu Camu

El “Fruto Milagroso”

Para Nini no hay nada que el Camu Camu no pueda solucionar. “El Camu Camu es una fruta muy cítrica con grandes beneficios medicinales, es un fruto que tiene tantas propiedades, tanto poder. Fuera de eso nos ha dejado algo de rentabilidad, nos ha dejado para la papita” comenta. “Sirve para levantar defensas, para la gripa. También se recomienda para el colesterol, triglicérido, baja el azúcar, quita el cansancio y, además, lo hemos podido trabajar en postres, mermeladas, vino, jugos, galletas, bastantes derivados. Cuando estaba embarazada de mi bebé que ahora tiene 2 años, yo consumí bastante Camu Camu y ese pelao nació como con 4kg, nació grandote.

El Camu Camu necesita de lugares húmedos y un suministro constante de agua, ya que no tolera muy bien la sombra. Estas plántulas se deben plantar con 4 metros de distancia para que después de 3 a 4 años empiecen a producir frutos anualmente. Aunque Nini asegura que es un cultivo generoso. “El Camu Camu es muy agradecido porque se debe mantener podado y con abundante agua pero no requiere tantos cuidados como otros cultivos. Y además en los metros que quedan entre los árboles podemos sembrar otras cosas”. 

 

Colaboraciones que transforman vidas 

Desde que Selva Nevada visitó Puerto Leguízamo para verificar los cultivos, asegura Nini, ellos han representado un apoyo, pues desde un inicio se lograron integrar a la comunidad ofreciendo capacitaciones, apoyo logístico y una relación de confianza. En una región de difícil acceso, Nini ha sido testigo de cómo Selva Nevada va más allá de la compra de frutas. Pues “no solo es un comprador, sino que ha desempeñado un papel clave en mi evolución personal y en el empoderamiento de las mujeres rurales”.

Ahora Nini es la representante legal de la Asociación de Productores de Camu Camu en Leguízamo, una asociación en la que trabaja su familia, pero también donde busca empoderar a las mujeres, en especial a las madres cabeza de hogar. Ella es una fiel creyente del poder y las capacidades que tiene la mujer rural, ella misma es ejemplo de ello, y cuando piensa en el potencial que tienen no puede dejar de resaltar su admiración. “Aquí trabajan las mujeres parejo. Cogen carretilla y botas y ellas mismas transportan la carga, yo me quedo en pañales al lado de ellas. Ellas le hacen a lo que sea”.

Nini en su granja

El impacto en materia de género de la compañía de alimentos naturales se ha visto evidenciado, pues, según un reporte de 60 Decibels, 93% de las mujeres que hacen parte de su cadena de suministro dicen que su habilidad para tomar decisiones relacionadas con qué hacer con su dinero cambió gracias a Selva Nevada. “La mujer siempre pertenecía a la cocina, pero no, aquí las mujeres trabajan parejo, la verdad para las mujeres aquí no ha sido duro trabajar en la agricultura. Uno debe sentirse que puede conseguir sus cositas, sin necesidad de depender tanto del hombre, sino que uno puede. Sentir que también nos podemos empoderar”.

En el caso particular, Nini, no solo ha aprendido sobre el cultivo del Camu Camu, sino también sobre liderazgo. Pasó de ser, según ella, “una persona tímida a una persona capaz de hablar y dirigir”. También destaca la importancia del empoderamiento y la formación continua que ha podido obtener a través de las capacitaciones brindadas por Selva Nevada. 

“Me han transmitido esa seguridad y asimismo, la he podido transmitir a la comunidad” dice Nini. Pues ahora existe la certeza de un comprador fijo, relaciones sólidas y capacitaciones que han marcado un cambio tangible en la estabilidad económica de la comunidad. 9 de cada 10 proveedores de Selva Nevada reportan una mejora en su calidad de vida logrando generar ingresos que les permiten invertir en sus hogares o en alimentación. “Hemos podido recibir otro apoyo ahí. Y siempre gracias a dios no nos ha faltado que para la papita, la carne, el huevo. Y pues cuando llega la producción grande uno se emociona viendo esa cantidad de canastas llenas ahí, que eso sirve para invertir en la casa, en la comida de los animales, no nos ha faltado nada. Ha sido muy beneficioso”.

Fruto de Camu Camu

El modelo de negocio de Selva Nevada está creando acceso a mercados para el 64% de sus proveedores, marcando una diferencia significativa en regiones donde las alternativas son más escasas. 

Selva Nevada va más allá de una relación comercial. Colaborando estrechamente con 11 comunidades rurales en diversas regiones del país, buscan construir redes de prosperidad que contribuyan a la conservación de selvas y bosques. Su impacto no solo se mide en números, sino en el empoderamiento y transformación de las comunidades. 

“Por ejemplo, yo a mis hijos, hasta el más pequeñito, lo llevo al cultivo de Camu Camu y le bajo las ramas así con pepitas y él recoge las pepitas y las va echando. Desde pequeños a ellos les estamos enseñando a que valoren lo que hay, que eso es un ingreso que a futuro para ellos, que el campo es muy bueno, el campo a usted lo saca adelante”. Para Nini, es importante mostrarle a sus hijos la importancia de los cultivos, no solo como un ejemplo del trabajo digno de sus padres, sino también las posibilidades que estos traen, así como el futuro que pueden construir.