Para los pequeños agricultores, el cambio climático es una cuestión de vida o muerte
- Blog
- Agriculture
En 30 minutos, una cosecha prometedora puede convertirse en una cosecha fallida y los medios para ganarse la vida o de alimentar a tu familia pueden desaparecer. Para los agricultores, esto no es un riesgo abstracto, es la realidad del cambio climático, una amenaza diaria que puede golpear en cualquier momento con consecuencias devastadoras.
Un año muy difícil
Independientemente del lugar donde viva un agricultor, se enfrenta a la urgencia de la crisis climática. En Sierra Leona, esto es lo que han significado las graves inundaciones.
“Miles de hectáreas de cultivos se perdieron por completo”, dice Emiliano Mroue, director ejecutivo de Warc Africa, sobre las inundaciones sin precedentes que se presentaron en 2019. Warc es una empresa que diseña, vende y capacita a agricultores sobre insumos agrícolas regenerativos.
Si bien las inundaciones han demostrado ser mortales en Sierra Leona, al año siguiente, fue la sequía extrema en Ghana la que produjo impactos devastadores en los pequeños agricultores.
“No hay agua y las cosechas están fallando”, comenta Emiliano. Con más sequías, vienen más plagas, lo que agrava el costo de los agricultores y el sistema alimentario: “El gusano cogollero se propaga mucho más rápido en la sequía y es el que más afecta al maíz, y este cultivo es la columna vertebral del sistema alimentario de Ghana. Razón por la cual esto es un gran problema “.
Al otro lado del mundo, el 6 de mayo de 2021, una tormenta de granizo sin precedentes azotó el campo colombiano en las afueras de Medellín. En solo unos minutos, un granizo del tamaño de pelotas de golf destruyó los cultivos de hortalizas de Siembra Viva. En ese momento, el negocio se retrasó cuatro meses y se perdieron los ingresos de varios agricultores.
Orlay, un pequeño agricultor que trabaja con Siembra Viva, lo perdió todo, y ahora, debido a que necesita replantar, Orlay se quedará sin ingresos durante al menos un mes. Esto limitará su capacidad para comprar alimentos y otras necesidades.
“Los pequeños agricultores están realmente en problemas”, explica Diego Benitez, director ejecutivo de Siembra Viva, al detallar la inseguridad financiera de los agricultores y la importancia de la adaptación climática.
Aunque se centró en ayudar a los agricultores, Diego tiene claro el impacto de esta tormenta en su negocio:
“Tenemos la urgencia de mostrar la validez de nuestro modelo … que podemos crear buenos alimentos en gran cantidad, utilizando suelos regenerativos y prácticas agrícolas sanas. Antes de la tormenta, necesitábamos solo un mes más para mostrar el potencial de nuestro enfoque, pero tuvimos que empezar de nuevo”.
Desafortunadamente, estos “eventos inesperados” se están volviendo cada vez más comunes.
Una existencia frágil
Mientras los líderes gubernamentales debaten cómo evitar una crisis climática, los agricultores ya la están viviendo. En todo el mundo, los pequeños agricultores están tomando medidas para aumentar su resiliencia, es decir, su capacidad de anticipar, monitorear y recuperarse de los eventos climáticos. Pero para lograr esto necesitan de gran ayuda. Sin nuevas inversiones, apoyo y herramientas, el cambio climático continuará destruyendo los medios de subsistencia y desarraigando las vidas de quienes son más vulnerables.
En Siembra Viva, el cambio climático ha alterado drásticamente los tiempos y la manera de cultivar, lo que ha obligado a cambiar las prácticas tradicionales y bien establecidas. Recientemente, tuvieron que mover el 50% de sus cultivos a al interior de un invernadero para hacer frente a las crecientes tormentas de granizo.
“Tuvimos más de 12 tormentas antes de la grande. Ha sido un gran cambio. Cada dos semanas tenemos granizadas que nos hacen retroceder”, dice Diego.
Pero incluso la mudanza a los invernaderos no ofrece una protección completa: Siembra Viva perdió uno de sus invernaderos más antiguos en la tormenta del 6 de mayo porque no tenían el capital para invertir en reparaciones y / o construir uno nuevo. Para ser resilientes al clima se necesitan de recursos.
“Emocionalmente es muy frustrante“, dice Emiliano. “Puedes estar haciendo todo bien y … los resultados son nulos“.
En Ghana y Sierra Leona, Warc está animando y apoyando a los agricultores para adoptar medidas de protección asequibles, como diversificar los cultivos, cosechar en ciclos más cortos y poner fin a la práctica de labrar la tierra. Pero estas medidas solo llegan hasta un punto, ya que los patrones climáticos impredecibles han desplazado las prácticas de larga data:
“Las lluvias comenzaron un mes y medio más tarde este año. Aquellos que plantaron a tiempo, que hicieron lo “correcto”, son los que más han sufrido. Este año, lo “correcto” estuvo mal, pero no podemos empezar a movernos porque todo es muy impredecible“.
Emprendedores como Diego y Emiliano ya saben de primera mano que el cambio climático está aquí y para los agricultores, la adaptación climática y la resiliencia son necesidades urgentes. Sin las herramientas y la formación que fomenten la resiliencia y permitan que los agricultores se adapten, los medios de vida de los pequeños agricultores seguirán sufriendo.
“Necesitamos eliminar los riesgos de todo el sistema, pero muy pocos están dispuestos a hacerlo”, dice Emiliano. “Nosotros, como empresas o inversionistas, debemos eliminar los riesgos de los pequeños agricultores. Ellos tienen menores capacidades y recursos para conllevar los riesgos, y aún así son quienes tienen las mayores perdidas. Necesitamos mucha más inversión en agricultura “.
Es un círculo vicioso. Si bien el desarrollo de la resiliencia climática y el empleo de prácticas agrícolas que regeneran el suelo, restauran activamente los hábitats y reducen las emisiones de gases de efecto invernadero (algo que se conoce como agricultura regenerativa) son algunas de las mejores herramientas que los pequeños agricultores tienen a su disposición. No obstante, los agronegocios que apoyan estos esfuerzos, como Siembra Viva y Warc, están luchando bajo la presión del cambio climático.
“La única forma de revertir este ciclo es utilizando la fuerza del mercado para catalizar recursos”, explica Diego. “La agricultura regenerativa es la mejor apuesta para sanar el planeta y permitir que los agricultores y las agroindustrias tengan éxito“.
Como comparten Diego y Emiliano, la agricultura regenerativa y resiliente proporciona una fuerte defensa contra el cambio climático, pero se necesita más inversión para proteger los trabajos, los ingresos y las vidas de los agricultores. Si queremos superar la crisis climática, debemos nutrir un nuevo ecosistema de agronegocios que permita la resiliencia y priorice las necesidades de los pequeños agricultores.
“No hay tiempo que perder”, coincide Diego. “No podemos ser solo espectadores”.